lunes, 26 de febrero de 2018

BIOGRAFÍAS NECESARIAS PARA CONOCER LA OTRA HISTORIA | LORENZO BARCALA (1795 - 1835)


Nació en Mendoza el 23 de diciembre de 1795. Sus padres eran esclavos, tomó el apellido del escribano Cristóbal Barcala.
Ingresó al Regimiento de Pardos en la provincia de Mendoza y debido a su destacada labor militar alcanzó el grado de Sargento Mayor en 1824. En ese mismo año participó de una asonada militar contra el gobernador de Mendoza, Gutiérrez. Se trasladó a San Juan para reponer en el mando del gobierno a Del Carril. Luego de su decidida participación en las guerras civiles de la región cuyana, es reclutado para integrar el contingente del ejército que luchó contra el imperio brasileño en 1826. Como consecuencia de esta intervención es tomado prisionero y canjeado por el enemigo, siendo ascendido a Teniente Coronel. De regreso combatió a las órdenes del General Paz en Córdoba. Más tarde se batió a las órdenes de Lamadrid en la Batalla de la Ciudadela. Como resultado de esa acción fue tomado cautivo por Facundo Quiroga, quien le perdona la vida. A partir de ese momento se transforma en la mano derecha y gran colaborador del Tigre de los Llanos. Debido a la distinguida labor militar, Barcala participó en 1833 de la expedición al desierto.
En 1835 integró una conspiración militar que se proponía como objetivo fundamental el derrocamiento del gobernador Félix Aldao, pero delatado por un colaborador fue prendido y fusilado en la plaza central de Mendoza el 1º de agosto de 1835. Al momento del deceso revistaba en el ejército con el grado de Coronel.

MARCO ROSELLI – LOS MALDITOS – VOLUMEN IV – PÁGINA 253
Ediciones Madres de Plaza de Mayo

martes, 20 de febrero de 2018

"EXCURSION A LOS INDIOS TEHUELCHES" por Carlos Rodríguez ..

EL PUEBLO TEHUELCHE, DESDE EL EXTERMINIO HASTA EL SIGLO XX
Minimizados por la historia, exhibidos como curiosidades humanas, masacrados y objeto de burlas, los tehuelches, habitantes originarios del sur argentino, son el objeto de este libro –en edición bilingüe– del periodista, escritor y docente santacruceño Osvaldo Mondelo. A lo largo de casi 300 páginas, con fotografías y textos recopilados entre 1863 y 1963, Tehuelches, danza con fotos es un recorrido impresionante y devastador, lleno de imágenes extraordinarias e historias que lindan con lo insólito, digno testimonio de un pueblo generoso y perseguido.
Orkeke, un cacique tehuelche de gran prestigio entre propios y extraños, hizo dos viajes a Buenos Aires. El primero en 1867, cuando fue retratado por un fotógrafo de apellido Loudet, que había viajado al sur del país con la expedición del doctor Nicolás Larrain, amigo personal de Victorino de la Plaza, canciller de Julio Argentino Roca. El segundo viaje de Orkeke fue el 19 de julio de 1883, embarcado por la fuerza, como prisionero de guerra, en la bodega del buque Villarino, de la Armada Argentina. Lo trajeron junto con 17 varones y 37 mujeres y niños. Todos los tehuelches fueron encarcelados en los cuarteles militares de Retiro. Awaik, “gigante filipino”, y Casimiro o Gíshgo. Estados Unidos, 1904.
Consumado ya el exterminio de los pueblos originarios, el diario La Prensa se indignó por lo ocurrido: “Como era de esperarse, ha causado la más desagradable impresión el conocimiento de los pormenores de la injustificada prisión de los tehuelches y el despojo de sus bienes”. El diario justificaba que se siguiera persiguiendo a los caciques rebeldes Inacayal y Sahihueque, pero no a una “tribu mansa”, como definía a la gente de Orkeke. Comprendido el “error”, el presidente Roca decidió cambiarles la carátula de un plumazo: de “prisioneros” pasaron a ser “huéspedes”.
Entre otros “agasajos oficiales”, los tehuelches fueron paseados por el jardín zoológico, la curia, el teatro de La Alegría, el café París y los recibió Victorino de la Plaza en la Casa de Gobierno. Una ilustración del periódico satírico El Mosquito ironizó sobre el encuentro: “Orkeke en Casa de Plaza-Entrevista entre indio del norte e indio del sud”. De esa forma se aludía al hecho de que De la Plaza había nacido en el pueblo norteño de Cachi, en Salta.
La historia finaliza como empezó, en una tragedia. Orkeke muere en Buenos Aires. De los suyos, sólo cinco, los más hábiles jinetes, son utilizados para un arreo de animales al sur. Los demás se quedaron varados en Buenos Aires, como fantasmas en el cuartel de Retiro o dispersos por las calles de una ciudad que no los quería. En ese segundo viaje fatal a Buenos Aires, no hay fotografías de Orkeke, y sí de su “chusma”, como decían los diarios porteños. Se sospecha que Orkeke, como jefe del grupo, habría sido maltratado por demás y no era bueno mostrarlo. Por algo falleció al poco tiempo.
A lo largo de casi 300 páginas con fotografías y textos recopilados entre 1863 y 1963, el periodista, escritor y docente santacruceño Osvaldo Mondelo acaba de presentar en Mar del Plata su libro Tehuelches, danza con fotos, una edición bilingüe, español-inglés, con prólogo de Abel Alexander y presentación de la ministra Alicia Kirchner. La obra, además, está dedicada a la memoria de Néstor Kirchner, amigo del autor.
Mondelo resalta que “durante generaciones los tehuelches fueron minimizados en la enseñanza de la historia tanto en los manuales escolares como en los textos de las universidades”. Por consiguiente, la sociedad pionera de la Patagonia y sus descendientes “no aceptaron jamás que la ocupación de un espacio originariamente indígena significó el desalojo de la tierra y la degradación del pueblo tehuelche”. Anciano desconocido con quillango puesto. Foto Carlos Bruch. 1904.
Juan Ginés de Sepúlveda, historiador y eclesiástico, doctorado en Humanidades y cronista del emperador Carlos I, afirmaba que “el indio es un animal frígido, en el que no se nota ninguna actividad del alma”. De allí que europeos y criollos consideraran que los pobladores originarios estaban “muy debajo en la escala humana”.
Las fotografías y los textos recopilados en el libro, salvo muy pocas excepciones, dan debida cuenta de ese preconcepto discriminatorio y del desprecio hacia los dueños originarios de las tierras del sur argentino. Siempre se los emparentaba con el malón, la ignorancia y el alcohol. Si hasta la mítica ginebra Bols tuvo como publicidad la imagen de un tehuelche con la botella abajo del brazo.
Unos pocos expedicionarios o fotógrafos citados en el libro salieron en defensa de los perseguidos: “Es verdaderamente inconcebible lo que sucede; diríase que pesa en ellos una maldición divina; son los propietarios de la tierra en que habitan y esa tierra no les pertenece, ni siquiera poseen una parcela donde puedan descansar al término de la jornada; han nacido libres y son esclavos”, escribió en 1879 Ramón Lista. Sin embargo, el mismo Lista, un militar nacido en Salta que fue el segundo gobernador de Santa Cruz, protagonizó varias matanzas de onas (hombres, mujeres y niños) en Tierra del Fuego, en 1886.
Algunas de las imágenes más fuertes del libro tienen que ver con los viajes a Europa y Estados Unidos que fueron obligados a hacer los tehuelches, mostrados como atractivos exóticos, como en la ficción se hizo con King Kong o La Criatura creada por el doctor Frankenstein. Uno de los espectáculos más denigrantes se ofreció del 30 de abril al 1º de diciembre de 1904 en Saint Louis, Estados Unidos, durante la llamada Exposición Universal. La prensa gráfica documentó la presencia de “patagones gigantes”, mostrándolos al lado de enanos llevados desde Filipinas.
Mientras los atletas “blancos” participaban de los Terceros Juegos Olímpicos, los tehuelches competían con “otros pueblos primitivos”: esquimales, sioux y “ejemplares nativos” de Africa y Filipinas, en especialidades como “lazo, arco, lanza y saltos”. En ese marco, la fotógrafa Jessie Tarbox Beals hizo posar a los “gigantes” tehuelches Awaik y Casimiro con un enano filipino vestido con traje al estilo europeo. Lo más destacable de la exposición fue el toque “exótico”, coincidieron los diarios norteamericanos.
Claro que los tehuelches, una vez confinados a sus reservas lejos de la “civilización”, también causaban la misma atracción “exótica” en su propio país. Los caseríos donde vivían los “blancos” eran los lugares donde los pueblos originarios hacían trueque con bolicheros y comerciantes. Cambiaban pieles de pumas, guanacos, zorros y plumas de avestruz por azúcar, yerba, telas, café, tabaco, aguardiente. Abundan las fotos sobre estas visitas a los pueblos del sur, lo que demuestra que los tehuelches se habían convertido en foráneos en su propia tierra.
Con los únicos que pudieron tener una relación normal los tehuelches fue con los galeses instalados desde fines del siglo XIX en Chubut. “Un día el cacique se aventuró a sugerir que los jóvenes galeses podían salir con él a cazar avestruces y guanacos: (...) “vengan conmigo –dijo (el cacique) Francisco–, yo les prestaré caballos y perros, y les mostraré cómo rodear y atrapar esas criaturas rápidas y astutas de la Pampa”, escribió en sus memorias el reverendo William Rhys. Juan Bautista Contardi y el cacique Chümjal (u) wun (José Mulato). 1904.
Para devolver la gentileza, las mujeres galesas “les habían enseñado a amasar a las mujeres indias”, dado que “los indios habían desarrollado una gran afición por el pan”. La amistad quedó sellada en una foto en la que se ve al galés Lewis Jones rodeado por un grupo de tehuelches.
Otra faceta de la humillación y la burla de la que eran objeto los tehuelches, en este caso por las autoridades, fue la designación, en 1906, del cacique Silcacho, como “gendarme encargado de la policía de su comunidad”. El cargo y la indumentaria le fueron otorgados por el gobernador de Santa Cruz, Mariano Candioti, para que impusiera “el orden” ante la presencia de “mercachifles” dedicados a la venta de alcohol en la reserva. Ese mismo año, la Jefatura de Policía pidió “se les dé la baja a los agentes indios Ignacio Circacho (sic), Segundo Circacho y Dámaso Circacho, por ineptos e incompetentes”.
Se los acusaba de abandonar el servicio para ir a trabajar de esquiladores a la estancia de Lago Argentino. En numerosos escritos de época, a los originarios se los llamaba “vagos y malentretenidos”. Cuando trabajaban, en cambio, se los tildaba de “ineptos e incompetentes”. El libro es un muestrario inacabable de persecuciones, maltrato, desprecio.
El autor, Osvaldo Mondelo, recordó –citando a Eduardo Galeano– que a principios del siglo XV, en la América precolombina, había entre sesenta y setenta millones de habitantes indígenas. Unos trece millones de ellos estaban radicados en la región andina y hacia el sur, más allá del estrecho de Magallanes, hasta Tierra del Fuego. Tehuelches. Danza con fotos Osvaldo L. Mondelo 287 páginas.
En 1680, doscientos años después, en la misma zona quedaban apenas cuatrocientos mil. En 1880 eran sólo cuarenta mil. El exterminio fue para robarles “la tierra que ocupaban”. El genocidio se justificó diciendo que eran “un escollo para el progreso”.

sábado, 17 de febrero de 2018

La ciencia asegura que estar soltero es la mejor decisión de tu vida ..

Diversas investigaciones comprueban las distintas ventajas de no tener novia.
Un estudio realizado por científicos de la Universidad de California Santa Barbara demostró que las personas solteras tienen mejores relaciones sociales.

En 2015, las sociólogas Natalia Sarkisian y Naomi Gerstel se propusieron explorar cómo los vínculos entre parientes, vecinos y amigos variaban entre adultos estadounidenses solteros y casados.

Descubrieron que los solteros no sólo eran más propensos a acercarse a sus “networks”, sino que también tendían a brindar y recibir ayuda de estas personas más que los casados. Sus resultados se mantuvieron constantes incluso cuando tomaron en cuenta factores como la raza, el género y los niveles de ingresos. Dicho de otro modo, las personas solteras tienden a hacer mejores conexiones sociales.

Además, una publicación del British Medical Journal, encontró que las personas que tienen contacto regular con 10 o más personas son más felices que las que no tienen; el mismo estudio también demostró que quienes tienen menos amigos son menos felices.

En otro estudio realizado a casi 280,000 personas por el psicólogo William Chopik, quedó al descubierto que las amistades se vuelven cada vez más importantes a medida que envejecemos. En las personas mayores, las amistades fueron un mejor predictor de salud y felicidad que las relaciones con familiares.

Los solteros también tienden a estar más en forma


Tras encuestar a más de 13,000 hombres y mujeres entre los 18 y 64 años, investigadores descubrieron que los solteros se ejercitan con mayor en comparación con los casados o divorciados. Otro estudio publicado por la revista Social Science and Medicine comparó los índices de masa corporal de 4.500 personas en nueve países europeos, demostró que los solteros tenían un IMC ligeramente más bajo que quienes estaban casados.

En general, las parejas casadas pesaban aproximadamente cinco libras más, lo que quiere decir que quienes no tienen pareja, son más fit.

Mayor desarrollo profesional


Las personas solteras pueden desarrollarse más individualmente y beneficiarse más del tiempo a solas. Varios estudios han relacionado la soledad con beneficios que van desde un mayor sentido de libertad hasta niveles más altos de creatividad, profesional e intimidad.

Según la psicoterapeuta Amy Morin, el tiempo a solas también puede ayudar a las personas a ser más productivas. En una conferencia de la Asociación Americana de Psicología, la piscóloga DePaulo presentó evidencia de que las personas solteras tenían sentimientos más fuertes de autodeterminación y más probabilidades de experimentar crecimiento y desarrollo psicológico que los casados.

En resumidas cuentas, los solteros tienen mayor aprendizaje, crecimiento y tienden a vivir nuevas experiencias. Así que no te sientas mal por no tener novia, porque estar soltero tiene beneficios muy grandes. 

miércoles, 14 de febrero de 2018

UN 14 DE FEBRERO DE 1655 SE INICIA EL "WEICHAN" QUE SERÍA EL COMIENZO DEL LEVANTAMIENTO GENERAL MAPUCHE CONTRA LOS ESPAÑOLES.

Este 14 de febrero se conmemora el llamado a weichan (preparación del levantamiento o alzamiento de los ejércitos Mapuche) hecho por los Toki Alejo, Chikawala y Lebupillan, que el 14 de feb. de 1655 comandaron una gran ofensiva militar Mapuche desde el río Maule al sur, donde se atacaron y fueron destruídas coordinadamente más de 2000 estancias españolas, en pueblos y fuertes, fueron liberados los esclavos. Fue la respuesta mapuche a las continuas provocaciones y redadas españolas; la esclavitud, las violaciones y el robo.